La cura no puede ser peor que la pandemia
Publicado en los blogs de El Tiempo el 3 de Abril del 2020
La pandemia mundial que hoy enfrentamos, aunque ha creado caos, también trae consigo varias oportunidades. Entre estas, que el sector financiero, empresarial y público se unan, no solo para enfrentar la pandemia y mitigar sus daños, sino también para ayudar en la recuperación y reactivación económica del país.
Algunas personas en este país han querido plantear un debate que, a mi juicio, es desacertado. El sector de la salud y las personas necesitan de la economía, y así mismo la economía requiere de la salud. El sistema económico de un país necesita de una población saludable que trabaje y le provea recursos. De igual forma, la población, hospitales, clínicas, enfermeras, doctores, entre otros, necesitan de la economía. Sin esta, las personas no pueden ir a los hospitales o pagar consultas. Asimismo, los hospitales no tendrían recursos para contratar al personal y/o para comprar equipos médicos. De esta manera, el sector de la salud y la economía tienen una relación simbiótica, no excluyente. Ambas se necesitan mutuamente y no se deben imponer una sobre la otra.
Ahora, es importante mencionar que, en Colombia, aunque quisieran sus gobernantes, no se puede imponer una cuarentena por tiempos prolongados. Los niveles de informalidad en el empleo son tremendamente altos. En Bogotá, por ejemplo, según cifras del DANE, la informalidad llega al 41.8 %. Por su parte en Cali y Medellín, la informalidad es del 46.2 % y 40.4 % respectivamente. En algunas zonas del país, como Cúcuta y Sincelejo, la informalidad llega al 70.1 % y 67.5 %.
Esto entonces demuestra que, la propuesta de cerrar durante tres meses el país es inviable. Al fin y al cabo, este grupo de personas que viven del día a día no puede quedarse en casa, así el gobierno les proporcione ayuda. Esto como consecuencia de la informalidad de sus trabajos, que los obliga a ganarse su diario vivir laborando todos los días. Aunado a esto, si la actividad económica se restringe por tiempos extendidos, las empresas, independiente del tamaño, van a sufrir y algunas, inclusive, se van a quebrar.
De esta manera, una quiebra generalizada de empresas llevaría a que una cantidad importante de personas pierdan sus trabajos. Esto a su vez, haría que la informalidad aumente y consigo, se disminuya la actividad económica. Esto último desaceleraría la economía y aumentaría la desigualdad, creando un círculo vicioso del cual sería muy difícil salir.
De esta forma, lo que debe intentar hacer el gobierno y el sector financiero es diseñar estrategias que ayuden al sector empresarial no solo a mantener a sus trabajadores, sino también para sobrevivir esta época de incertidumbre y poder impulsar la recuperación económica del país. Esto se logra mediante la flexibilización de deudas a corto, mediano y largo plazo, medidas para aportar liquidez, para permitir préstamos a empresas con intereses bajos, entre otras. Esto en aras de que el sector empresarial pueda mantenerse y levantarse fuerte.
Adicionalmente, el gobierno debe diseñar cuidadosamente, políticas en las cuales, por un tiempo, el gobierno levante las medidas restrictivas de aislamiento para que la actividad económica aumente y monitorear el avance de la curva epidemiológica.
En este orden de ideas, el gobierno implementaría una serie de medidas restrictivas, en momentos donde la curva aumente significativamente, y cuando este controlada permitirá que las personas retornen, en la medida de lo posible, a la normalidad. De lo contrario, una cuarentena prolongada podría llevar a empresas a la quiebra, pudiendo generar altos niveles de desempleo y una situación de inestabilidad social que podría ser más difícil de enfrentar y solucionar que la misma pandemia.
De igual forma un país que esta enfrentando una desaceleración económica no podría invertir en proyectos de salud pública, al igual que una población desempleada no podría ir al médico o pagar una consulta en casa. Como resultado, la salud de la población se vería afectada, dado a que este sector no tendría los recursos para atender a los ciudadanos, y estos no tendrían como pagarle por sus servicios.
Por consiguiente, escoger a la salud sobre la economía, o viceversa, sería irresponsable. La economía y la salud se necesitan una a la otra, no solo porque la economía necesita una población sana, sino porque los avances médicos han también impulsado el crecimiento económico. Usualmente, dentro de las pandemias mundiales, existen oportunidades de innovación en salud que, no sólo benefician al ser humano, sino también al sistema económico.
Para concluir, el gobierno nacional debe tener la suficiente frialdad y ecuanimidad para desarrollar e implementar políticas que mitiguen los efectos del covid-19, sean estos económicos o de salud, al corto, mediano y largo plazo.
MARIO CARVAJAL CABAL
Internacionalista y Ayudante de Investigación en una Consultora Geopolítica
Twitter: @Mariocarvajal9C