Publicado en El País de Cali el 14 de Noviembre del 2023

La industria automotriz es una de las más grandes del mundo. Según un artículo de los blogs de LSE, si esta industria fuese un país, sería la sexta economía más grande del mundo, pues genera alrededor de 3 trillones de dólares en ganancias y emplea a 14 millones de personas a nivel mundial. Adicionalmente, las compañías automotrices están buscando producir más rápido que sus contrincantes, carros eléctricos, poniéndose metas cada vez más ambiciosas. Según un artículo en The Economist, esto haría que los carros de baterías eléctricas, que hoy en día representan el 10% de las ventas, aumenten al 40% en el 2030.

Igualmente, los analistas afirman que a nivel mundial se estarían vendiendo, para el 2030, entre 25 a 40 millones de carros eléctricos al año. Esto a su vez haría que la demanda para la producción de las baterías, y por consiguiente de litio, se multiplicaría por 6, llegando a 2,700 horas gigawatt, la compañía de análisis energético Rystad afirma que la demanda llegará a 4,000 gigawatt hora. Todo esto en fundamental para América Latina, donde, según otro artículo de The Economist, se encuentra más de la mitad del litio en el mundo. La región también posee alrededor de dos quintas partes del cobre a nivel mundial y cuarto del níquel, elementos fundamentales para la manufactura de baterías eléctricas y del futuro renovable de la industria automotriz.

A raíz de este panorama, delegaciones de la Unión Europea y Estados Unidos se han acercado a la región para asegurar los recursos necesarios para la transición energética y diversificar la fuente de metales preciosos afuera de China. A su vez, esta situación ha hecho que los presidentes latinoamericanos hayan decidido asegurar el control de estos metales preciosos. Gabriel Boric, presidente chileno, anunció en abril la creación de una empresa estatal productora de litio, con la cual las empresas privadas deberán asociarse mediante alianzas publico privadas, en la cual la empresa estatal chilena deberá tener el control mayoritario, si quieren explotar litio en el país.

Similarmente, Andrés Manuel López Obrador pasó una ley que modificó el código minero, la cual redujo las concesiones a empresas privadas de 50 a 30 años y firmó un decreto que permitirá acelerar el proceso de nacionalización de las reservas de litio del país. Aunado a esto, los gobiernos de Bolivia, Argentina y Chile, quienes poseen más del 85% del litio a nivel mundial, han propuesto la creación de una Opec de litio controlada por los Estados y que regule el precio global de este commodity. En estos tres países se ubican el Salar de Uyuni (Bolivia), donde se estima hay 21 millones de toneladas de litio), al igual que el Salar del Hombre Muerto, Salar de Antofalla y Salar de Arizaro (Argentina), donde se estima hay 19 millones de toneladas y el Salar de Atacama (Chile), donde se estima hay 10 millones de toneladas.

De esta manera, el papel de América Latina en el futuro de la industria automotriz y de baterías eléctricas será fundamental. Asimismo, las confrontaciones geopolíticas entre occidente y China para controlar el suministro, o por tener una influencia en la obtención y explotación de este recurso, será interesante de analizar, en especial si se mira por el lente de la geoeconomía, que consiste en la obtención de objetivos geopolíticos mediante instrumento económicos.

Por ahora, los países latinoamericanos buscan posicionarse de la mejor manera para obtener los réditos económicos y políticos del control de estos minerales, mientras diseñan estrategias e instituciones para que la explotación de estos minerales sea acorde a sus intereses nacionales. Por su parte, las grandes potencias, la industria automotriz y de baterías eléctricas, se queda a la espera del accionar de América Latina.

MARIO CARVAJAL CABAL

Consultor Senior de Asuntos Públicos para IDDEA Comunicaciones

Twitter: @Mariocarvajal9C

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