La paradoja de la elección presidencial en Estados Unidos
Publicado en El País de Cali el 20 de Marzo del 2024
Los resultados de Super Tuesday, día en el que los ciudadanos estadounidenses en catorce estados eligieron quién será el candidato presidencial de su partido, confirmó lo que se sabía hace meses: la elección presidencial volverá a ser entre Donald Trump y Joe Biden. Desde 1956 no se daba un escenario en el cual dos candidatos volvían a enfrentarse en unos comicios. En 1952, Dwight D. Eisenhower (republicano) ganó su primera elección a la presidencia enfrentando a Adlai Stevenson (demócrata). Cuatro años después volvieron a verse las caras y el presidente republicano arrasó, ganando el 55% del voto popular y perdiendo solo nueve estados en el colegio electoral.
En esta ocasión, sin embargo, hay algunas características que hacen de esta una elección histórica. El primer rasgo especial es la edad de los candidatos. Dentro de dos años, tanto Trump como Biden tendrán más de ochenta años, siendo los presidentes más viejos en la historia del país.
En segundo lugar, otro elemento que hace esta elección interesante es el hecho de que ninguno de los dos es especialmente popular. Según datos de FiveThirtyEight, Biden tiene una aprobación de 39%. Es más, desde septiembre del 2021, el presidente ha tenido un mayor nivel de desaprobación que de aprobación. Trump, por su parte, tiene una aprobación de 43%. Lo curioso de esto es que, aun con la baja popularidad de Biden, los demócratas lograron en las elecciones intermedias una votación que les permitió mantener el control en el Senado y solo perdieron la mayoría en la Cámara de Representantes por ocho miembros.
Además, en esta elección lograron victorias claves en Arizona, Michigan, Pennsylvania y Wisconsin, estados que serán cruciales para la contienda presidencial. Aunado a esto, hay un impulso demográfico que parece ayudar al Partido Demócrata. Según Reed Galen, en un artículo para Project Syndicate, entre 2016-2024 alrededor de 20 millones de votantes mayores fallecieron y en su lugar ingresaron al censo 32 millones de votantes jóvenes estadounidenses. Aunque estos manifiestan no confiar en ninguno de los partidos, sus puntos de vista en causas como los derechos reproductivos, la democracia y el medio ambiente se alinean más con el partido de Biden.
Esto significa que Trump tiene un menor número de votantes disponible, haciendo que la apatía ciudadana al momento de votar lo afecte más a él. Adicionalmente, el accionar del Partido Republicano y su líder, el expresidente Trump, ha afectado su caudal electoral. Cuando la Corte Suprema reversó la decisión de Roe v. Wade, que le había garantizado el derecho al aborto a las mujeres estadounidenses por más de cincuenta años, algunas cámaras estatales ultraconservadoras prohibieron el aborto en casos de incesto o violación, alejando a muchos conservadores moderados.
Sumado a esto, las declaraciones de Trump sobre abandonar la Otan o que promovería que Rusia ataque a aquellos miembros de esta alianza que no cumplan con sus aportes económicos no ha calado bien. Tampoco es bien vista su adulación a Estados autoritarios, como Rusia, Hungría o Arabia Saudita, o su apoyo ambivalente a la guerra en Ucrania, sobre la cual 43% de los votantes republicanos afirmaron que Estados Unidos está proveyendo un apoyo muy escaso o apenas justo a este país, cuando en su opinión debería ser más decidido y significativo.
Biden no la tiene fácil, pero su contrincante Trump tampoco. Este último tiene, además, otro elemento en contra, como lo son los casos que cursan en las cortes y que lo vinculan con la insurrección y toma del Capitolio del 6 de enero del 2021. Aún queda mucho tiempo para las elecciones, pero, por ahora, el panorama no pinta muy promisorio para el Partido Republicano.
MARIO CARVAJAL CABAL
Consultor Senior de Asuntos Públicos para IDDEA Comunicaciones
Twitter: @Mariocarvajal9C