Tecnología
Publicado en El País de Cali el 10 de Agosto del 2021
La tecnología siempre dependerá del usuario, eso está claro. Así como el internet puede ser utilizado para compartir información valiosa, esta puede ser también la mejor arma de difusión de noticias falsas, o de ataques cibernéticos que afecten a la soberanía y la población de un país.
En The Economist, el tema central de la última edición de la revista era lo que se conoce como Open source Intelligence, Inteligencia de fuentes abiertas (Osint por sus siglas en inglés). Esta consiste en datos e información que está disponible para el público en general, por ejemplo, imágenes satelitales de Google, a las cuales todos podemos acceder. Este tipo de información usualmente se usa como ayudar a profesionales de seguridad en algún tema en específico.
The Economist en su artículo resalta cómo la identificación de nanosatelites puede ser utilizada para ubicar embarcaciones que están pescando de manera ilegal, Human Rights Watch utilizó imágenes satelitales para compilar evidencia de limpieza étnica en Myanmar, inclusive este tipo de herramienta fue utilizada para establecer el alcance de la construcción de los campos de internamiento construido por el gobierno chino contra los Uyghurs en Xinjiang. El problema de esta inteligencia de fuentes abiertas recae en su naturaleza global y de fácil acceso, dado que el uso de la tecnología siempre dependerá de quien la esté utilizando. La revista inglesa pone el ejemplo de cómo, después del ataque en la maratón de Boston en 2013, un grupo de personas decidieron, a través de internet, establecer quienes podrían ser los culpables del ataque. Este grupo de detectives cibernéticos señalaron a varios sospechosos. No obstante, ninguno de los señalados por este grupo de personas eran los responsables del ataque.
Ahora, algunos afirman que este tipo de herramientas puede amenazar la seguridad nacional de los Estados. Sin embargo, si este tipo de herramientas puede ser utilizada por ciudadanos del común para obtener información que amenace la seguridad nacional de un Estado, sería ingenuo pensar que los enemigos no la tengan, como lo señala el portal inglés. El problema de la tecnología es que la guerra moderna ya no tendrá un escenario claro, con unas reglas establecidas, y en la cual tengo determinado quién es mi enemigo.
Además, la guerra cibernética hace que el adversario no se dé cuenta, de manera inmediata, que ha sido atacado. Por está razón, los gobiernos deben reforzar su infraestructura cibernética, dado que, el día de mañana, la mayor amenaza no será necesariamente, un ataque nuclear, sino un ataque a la red de energía que amenace a un reactor nuclear.
Igualmente, un ataque a la infraestructura de internet y energía que amenace el funcionamiento de la banca y la bolsa de valores, o uno que vulnere la información de las fuerzas militares como la ubicación de radares del sistema de defensa aéreo, la ubicación de batallones, campos petroleros y centrales hidroeléctricas, entre otras estructuras críticas de la nación. Esto último fue lo que le pasó reciente a Colombia, dado que desde Venezuela el régimen Maduro vulneró las redes de las Fuerzas Militares, logrando obtener esta información.
Este nuevo frente de la geopolítica mundial, aunado a esta nueva manera de obtener información valiosa, de manera gratuita, pueden ser grandes amenazas. Por un lado, Osnit puede ser utilizado también para ser la plataforma ideal para la proliferación de noticias falsas. No obstante, la inteligencia de fuentes abiertas ser también utilizada para destapar escándalos de corrupción o enmascarar a líderes o gobiernos mentirosos. Por consiguiente, la principal amenaza de la tecnología somos nosotros, los usuarios.
MARIO CARVAJAL CABAL
Internacionalista y Ayudante de Investigación en Greenmantle
Twitter: @Mariocarvajal9C