Publicada en El País de Cali el 4 de Noviembre del 2022

La semana pasada, los ojos del mundo estuvieron puestos en Beijing. Aunque era una certeza la reelección de Xi Jinping como líder del Partido Comunista Chino, la incertidumbre rondaba sobre quiénes serían los nuevos ministros y miembros del Comité Permanente del partido para el período entre el 2023- 2028.

Entre los nuevos miembros del Comité del Politburo se encuentran Li Qian, exsecretario del Partido Comunista Chino en Shanghái y Ding Xuexiang, exjefe de gabinete de Xi. Adicionalmente, se encuentran los exsecretarios del Partido Comunista Chino de Beijing y Guangdong Li y Cai Qi. Una característica que todas estas personas tienen en común es la extrema lealtad hacia Xi y su incapacidad de cuestionarlo.

Un claro ejemplo de esto ha sido la política de cero-covid que ha buscado implementar Xi, lo cual ha traído consigo costos económicos altos. Solo en Shanghái, la implementación de estas medidas ha disminuido el PIB de la ciudad en un 13,7% comparado al año pasado. Además, el crecimiento económico de China en 2022, según el Banco Mundial, será del 2,8%, comparado al 8% del año anterior. Por su parte, el Banco Mundial pronostica que el crecimiento de la región Asia-Pacífico (sin incluir a China) será de 5,3%. Esta sería la primera vez desde el 1990 donde el crecimiento económico de China podría estar por debajo que el de Asia-Pacífico.

Esto se une a los demás retos que tendrá Xi en el próximo quinquenio. Entre estos, el decrecimiento demográfico y la guerra de microchips entre China y Estados Unidos. En lo primero, el índice de fertilidad en China se encuentra en 1,7, muy por debajo del 2,1 que se necesita para reemplazar a la población. Se estima que para 2049, China tendría unas 400 millones de personas con una edad mayor a 65 años y alrededor de 150 millones serán mayores de 85 años. Esto entonces plantea una serie de retos importantes para la economía del gigante asiático. Primero, el panorama demográfico hace urgente una reforma pensional dirigida a aumentar, de manera gradual, la edad de jubilación. Por consiguiente, será interesante analizar la manera en que Beijing implemente esta reforma, flexibilice su mercado laboral, y atienda las necesidades económicas y de salud de una población cada vez más vieja.

El segundo reto principal de Xi radica en la creciente guerra de microchips entre Estados Unidos y Beijing. Recientemente, el gobierno Biden les prohibió a compañías estadounidenses vender semiconductores y microchips a China. Esta prohibición aplica igualmente para chips que utilicen componentes provenientes de compañías de los Estados Unidos. Este tipo de medidas sin duda aumentarán las tensiones geopolíticas entre estas dos naciones. Según Chris Miller, en su nuevo libro Chip War, Beijing actualmente gasta más plata al año en la importación de chips y semiconductores que en petróleo. Con esta medida, el gobierno Biden busca impedir el ascenso de China como potencia tecnológica, mientras que Beijing busca ser autosuficiente en la producción de microchips y de obtener una hegemonía tecnológica.

Por consiguiente, será interesante analizar, no sólo la manera en la cual Xi Jinping enfrenta estos retos, sino también cómo sus subalternos buscarán posicionarse como posibles sucesores en 2028, sin traicionar la confianza del líder chino. A su vez, será importante observar el papel que jugará Taiwán en este quinquenio, dado que algunos afirman que la invasión por parte de Beijing se dará en los próximos dos años, todo esto como consecuencia de la guerra de los microchips.

MARIO CARVAJAL CABAL

Internacionalista y Magister en Estudios Latinoamericano de University of Oxford

Twitter: @Mariocarvajal9C

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