Publicado en El País de Cali el 17 de Noviembre del 2020

La semana pasada Joe Biden fue declarado el ganador de la contienda electoral. Esta estuvo marcada por incertidumbre, pues el resultado no se supo el 3 de noviembre, sino días después, mientras oficiales electorales contaban los votos por correo. El día de la elección, los republicanos tuvieron razones para ser optimistas de la reelección de Trump, pues sus simpatizantes fueron masivamente a las urnas. No obstante, con el pasar de los días, la tendencia fue cambiando y fue Biden, con el impulso del voto por correo, quien obtuvo los 270 votos electorales que lo declaran ganador de la contienda y Presidente de Estados Unidos. Sin embargo, Donald Trump y miembros del partido Republicano afirman que la derrota del hoy en día líder estadounidense fue fraudulenta. Es por esta razón que es importante hacer un recuento del sistema electoral estadounidense y hacer un breve resumen histórico de fraude electoral en Estados Unidos, con especial énfasis en el voto por correo.

Estados Unidos no posee una autoridad electoral federal. Por consiguiente, los ganadores de las elecciones en este país no son declarados por una autoridad nacional, sino por los medios de comunicación. La constitución de esta nación estableció que cada Estado delineará cuáles son las condiciones para votar. Por ejemplo, en algunos estados es posible que personas que hayan ido a la cárcel puedan votar después de cumplir con su condena, en otros, estas personas pierden automáticamente el derecho al voto. Asimismo, cada Estado determina si se les envía a los votantes registrados las balotas del voto por correo de manera automática o si solo se le envían a quienes las piden. Cada estado además determina cuántos días después darán un resultado oficial, hasta qué día pueden recibir los votos por correo, entre otros aspectos que conciernen al sistema electoral. Adicionalmente, cada Estado escoge quién es su autoridad electoral estatal, que varía entre el gobernador, el ministro de justicia estatal, u otros oficiales. De esta manera, en el país existen 50 maneras diferentes de registrarse para votar, de ir a votar y de contar votos. Por consiguiente, las probabilidades de hacer un fraude generalizado son mínimas.

Una investigación desarrollada por el Brookings Institute, teniendo como insumo principal una base de datos del Heritage Foundation, encontró que no existía evidencia suficiente para afirmar fraude electoral generalizado en el voto por correo en los Estados Unidos. Según la investigación en un periodo de 36 años, existieron 1285 casos de intento de fraude entre cerca de dos billones de votos. En otras palabras, en el 0,0000007% de los casos hubo intento de fraude electoral en el voto por correo. De esta manera, afirmar que hubo fraude generalizado en esta elección es irrisorio, teniendo en cuenta patrones históricos.

El presidente Donald Trump, al igual que miembros del partido Republicano, fueron quienes les pidieron a sus simpatizantes que no votaran por correo. Sin embargo, este cálculo político les jugó una mala pasada pues, en tiempos de pandemia, este tipo de voto fue determinante para declarar al ganador. Ahora, el líder estadounidense y su partido intentan desacreditar y deslegitimar la elección, sin pensar en el daño a largo plazo que le están haciendo a la reputación de futuras elecciones y a la institucionalidad del país.

MARIO CARVAJAL CABAL

Internacionalista y Ayudante de Investigación en una Consultora Geopolítica

Twitter: @Mariocarvajal9C

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